El Seibo.-Los dulces de “Doña Tula” son una especie de afrodisíaco, no solo para los seibanos, allí acuden a buscarlos personas de otras regiones del país, y es que la gente que visita este pueblo no se puede ir sin probar este manjar.
De sonrisa sana y franca Juana Chala, por cuyo nombre de pila nadie la conoce, narra que comenzó de “jueguito haciendo unos dulcitos, pero que le cogió el gustito”.
A eso, dijo, se sumó la crisis que hubo en la época donde no había empleos y su esposo ganaba en telecomunicaciones 50 pesos, se puso a hacer un poco de dulce, pero para entonces lo compraba poca gente.
I
ndica que un año después murió su esposo y entonces ya había que ponerle mayor atención para poder resolver, fue aumentando la clientela, y la fama fue de boca en boca, hasta atraer a muchas personas.
“Cuando mi esposo murió gracias a Dios que yo tenía mi negocito y seguí y seguí hasta el día de hoy”, dijo, al indicar que le cogió la línea a la gente que requería los dulces y que eso la ha llevado a tener la fama y que los busquen muchas personas de diferentes lugares.
Pero la fama no solo se ha quedado en el patio, para su asombro, cuenta que un día llegaron a su pequeño negocio varios españoles a comprarle dulces y cuando los atendió le dijeron que eran para el Rey de España, que los había enviado por que querría probar los dulce de “Tula”.
Otras personalidades que dijo han visitado el negocio en busca de los dulces son Oscar de la Renta , el empresario Frank Rainieri y otras más que no recordó.
Citó como su cliente a su compatriota Freddy Berras Goico, del que dijo no hace un viaje sin pasar a su negocio a comprar dulces.
Reveló que Oscar de la Renta fue a buscarla porque quería conocerla “y me hizo muchas preguntas de cómo hacía los dulces, su preparación y porqué eran tan buscados por la gente”.
Origen del nombre
El nombre de los dulces fue puesto por unas personas que acudieron a comprar y le sugirieron identificarlos por algún seudónimo, le preguntaron que cómo le decían de apodo, a lo que respondió “doña Tula” y desde entonces fueron bautizados como los dulces de “Doña Tula”.
Calidad
“La clave de la fama de mis dulces es la higiene y el esfuerzo que hago para cada día mejorar su preparación y el sabor que tienen”, afirmó.
Fama
No cree en la frase de “crea fama y acuéstate a dormir”, ya que asegura que le pone cada día mayor empeño para satisfacer a sus clientes, pues acuden a comprar los dulces porque conocen de su calidad y buen sabor.
